ASTOR & NADIA
Retro-Conexión
Este último episodio de de nuestro ciclo CONECTANGO lo dedicaremos a la música de Astor Piazzolla, el compositor de tango moderno más influyente del mundo. Pero no toda su música es tango, y no siempre quiso ser tanguero.
Nos acompañan la pianista concertista Natalia González Figueroa y el escritor Lázaro Droznes, autor de Astor&Nadia. Quédate con nosotros y escucha tres historias de autodescubrimiento que cambiaron la vida de tres personajes valientes que se embarcaron en la búsqueda de una forma de expresión que los hiciera libres.
La Batalla de Astor
Cuando yo era chavo y estudiaba música en la universidad, me encantaba pasar las mañanas en los ensayos de la Orquesta Filarmónica de Jalisco. En ese entonces no había guardias de seguridad en la entrada del Teatro Degollado y cualquiera se podía escabullir. Aprendía muchísimo y lo que más disfrutaba era ver la evolución de las obras de la semana con el transcurso de los días y también conocer a los músicos de la orquesta a los que les hacía la barba para que me dieran boletos para el concierto. Me acuerdo que Ramón Padilla fue de los primeros en sacarme conversación, yo me sentía UF, codeandome con los de la Filarmónica, aunque yo no tocara ni papas.
Piazzolla hacia lo mismo. Se colaba los ensayos de la Orquesta típica de Aníbal Troilo (todos le decian “El Gordo” pero Astor le tenía tanto respeto que prefería llamarlo “Gato” porque vivia de noche… y de día) y se aprendió todo el repertorio de memoria de solo verlos tocar. Un día durante un descanso le platicó a Huguito, un violinista de la orquesta, que podía tocar todo el repertorio de memoria sin necesidad de la partitura que todos los músicos necesitaban para poder tocar. Obvio Lo volteo a ver con cara de “a mí se me hace que esté Se golpeó la cabeza.”
“El Gato”
Un día uno de los banderos listas de la Orquesta se enfermó y tenían un concierto muy importante al día siguiente. Esta es mi oportunidad, dijo Astor. Se lanzó a su casa por su bandoneón y le pidió a Anibal que lo dejara probar el ensayo. Era un momento desesperado y no tenían nada que perder así que lo dejó tocar, y cuándo terminó el ensayo Aníbal le dijo “muchacho mañana tocamos de traje azul”.
“Los compositores son talladores del tiempo.” - Natalia González
El papá de Astor estaba tan emocionado de que su hijo estuviera cumpliendo su sueño de tocar con la leyenda del tango que se fue en una moto que pidió prestada desde mar del plata hasta Buenos Aires para felicitarlo. Los locos Piazzolla, les decían en su rancho. Cenaron un rico espagueti en la casa de Aníbal y cuando el señor se despidió con lágrimas en los ojos, abrazó a Anibal y le pidió que por favor cuidara de su hijo de la vida nocturna las mujeres y las apuestas qué tanto apuntaban Buenos Aires… Pero en cuanto su papá se fue Astor le dijo a Aníbal, “Oye, todavía es temprano, nos vamos a jugar dados” “Ay muchacho le dijo esto Ay muchacho que acaba de decir tu papá”6 hora después regresaron ebrios y con las bolsas vacías porque lo habían perdido todo en las apuestas.
Trabajó ahí durante 5 años tocando el bandoneón y tocando las partes solistas cuando Anibal se sentía cansado y no quería tocar. Eso puso furiosos a los músicos experimentados que tenían años tocando ahí esperando esa oportunidad.
“El Beethoven”
Durante esa época Astor estudiaba con el compositor Alberto Ginastera y lo único que queria era componer música clásicay tocar su música. Se ponía a hacer sus ejercicios durante los descansos de la orquesta y probando sus partituras con dos o tres músicos que le hacían segunda.
Poco tiempo después comenzó a hacer arreglos para la orquesta, porque, para variar, uno de los arreglistas se había enfermado y también tenían un concierto importante. Eso fue demasiado para los viejos de la orquesta y comenzaron a burlarse de él diciéndole cosas como “ya bájate Beethoven”, “ni que fuera ballet”, “me voy a quedar dormido”, Le esconden sus partituras o le cambiaron las notas a sus composiciones y le llenaban el estuche de su bandoneón de basura, pero no contaban con la astucia de Astor porque este sí sabía hacer bromas pesadas. Les ponía polvos picapica en las partituras, encerraba a las bailarinas cuando les tocaba salir al escenario, y se escondía en los camerinos cuando se había que alguno de los músicos estaba poniéndose un faje con una de las boletera y les aventaba petardos cuando estaban en la media faena.
Pólvora
Total los viejos no aguantaron la carrilla y lo acusaron con Aníbal, quién le puso un regañaron marca mil demonios, pero Astor se le ocurrió una idea para librarse de la acusación. Fue y se compró unos raidolitos de esos de espiral y al final de la punta le amarró la mecha del petardo. Lo encendió 5 minutos antes de comenzar el concierto y por ahí de la tercera o cuarta canción que suena la tronadera de petardos detrás del escenario. Obviamente cuando todos voltearon a ver al muchacho bandoneonista travieso V alto con cara de yo que yo no fui a mí me voltean a ver y Aníbal Colorado de rabia.
Total, todo esto lo desesperaba mucho finalmente terminó renunciando porque el ambiente y la vida nocturna y lo conservadores de los músicos de tango era demasiado para el. Renunció a la orquesta, al tango y al bandoneón.
En 1953 y por insistencia de Ginastera, Astor compuso la Sinfonía Buenos Aires para participar en el concurso Fabian Sevitzky que ofrecía al ganador una beca para estudiar con la legendaria Nadia Boulanger en Paris.