Covers Increíbles
Retro-Conexión | Jalisco Radio
Hace muchos años, mi buena amiga Laila Kanigna y yo nos tomábamos un cafecito junto al Teatro Degollado en una fondita donde solíamos desayunar durante nuestros descansos de los ensayos; y entre bromas y reflexiones Laila comentó que “Los músicos clásicos somos músicos de covers de hace 300 años”.
Los músicos clásicos son músicos de covers de hace 300 años
¿¡Qué puedo decir!? pues efectivamente los músicos clásicos tocamos música que se lleva tocando prácticamente igual desde la invención de la notación musical. En pocas palabras, tocamos covers de rolas muy, muy antiguas.
La música clásica y el pop
Igual que mi amiga Laila Kanigna que además de ser una chelista fenomenal, es también una rockera empedernida, hay grandes autores que tuvieron sus primeros encuentros con la música en la música popular. La revolución cultural de los años 60’s vio nacer nuevas propuestas musicales que buscaban originalidad artística y una total libertad de expresión.
En esa época el compositor norteamoericano Philip Glass (conocido por sus cuartetos de cuerdas y su música para películas) creció escuchando música en la tienda de discos de su papá, en Baltimore. El señor Glass era un gran amante de la música clásica así que abrió una sección de novedades para apoyar a nuevos compositores e intérpretes, y trataba de convencer a sus clientes de llevarse algo nuevo con la garantía de que si no les gustaba les regresaba su dinero.
En ese ambiente, el joven Philip pasaba horas escuchando los LP’s de la tienda, y fue así como conoció a los grandes autores de la música clásica, y la música popular de la época.
El sonido del silencio
Al mismo tiempo, otro joven rebelde y apasionado por el idealismo de la revolución social del siglo, agarraba su guitarra y se encerraba en el baño, abría la llave del lavabo para dejar correr el agua, y apagaba la luz…
“Hola, oscuridad, mi vieja amiga. He venido a hablar contigo de nuevo porque una visión arrastrándose suavemente dejó sus semillas mientras dormía y la visión que se plantó en mi cerebro todavía está dentro del sonido del silencio.
En sueños inquietos, caminé solo por calles estrechas de adoquín. Bajo el halo de una farola giré mi cuello hacia el frío y la humedad cuando mis ojos fueron apuñalados por el destello de una luz de neón que partió la noche y tocó el sonido del silencio.
Y en la luz desnuda ví diez mil personas, tal vez más. Gente hablando sin hablar, gente que escuchaba sin escuchar, gente escribiendo canciones que las voces nunca compartirán, pero nadie se atrevía a perturbar el sonido del silencio.
Tontos, dije yo, ¿ qué no saben que el silencio crece como un cáncer?
¡Escucha mis palabras para que pueda enseñarte! ¡Extiende tus brazos para que pueda alcanzarte!
Pero mis palabras cayeron como gotas de lluvia que resuenan en los pozos del silencio.Y la gente se inclinó y oró al Dios de neón destellaba su advertencia en las palabras que la luz de neón que el letrero formaba:
¡Las palabras de los profetas están escritas en las paredes del metro y pasillos de los hogares!
Y así, susurró en el sonido del silencio.”- Paul Simon
Nada que temer y nada que dudar
En 2001 la banda Radiohead lanzó su álbum Amnesiac, en el que podemos escuchar la Canción Pirámide, una rola inspirada en el misticismo del inframundo de la mitología egipcia. Lo que hipnotiza de Pyramid Song es su ritmo. La asimetría rítmica que vamos a escuchar compás a compás nos envuelve en un túnel del tiempo en el que estaremos atrapados por toda la eternidad.