BACH

Bach, sinónimo de perfección, belleza e inspiración. 

Me han preguntado muchas veces cuál es mi compositor favorito sobre todos los demás. Esa es una pregunta que siempre me ha parecido incómoda porque cómo puedo eliminar a Beethoven de la lista, a Brahms, Ravel, Rachmaninoff o Shostakovich. Pero después de pensarlo mucho (y me atrevo a hablar por la mayoría de los músicos profesionales ya sean clásicos, jazzistas o rockeros) hay un nombre que para nosotros es un parteaguas, un antes y después, y ese nombre es Johann Sebastian Bach. 

JOHANN SEBASTIAN BACH

Pero ¿quién era Johann Sebastian Bach? ¿Cómo era? Porque solo nos dejó un retrato pintado por Elias Haussmann a mediados de los   1700s y la mirada es más bien “hijole tengo tantas cosas que hacer hoy y tu entreteniendome con esta tontería de que para la posteridad y no se qué” Por lo que sabemos, Johann Sebastian era más bien alegre… muy alegre… le encantaba comer, le encantaba beber y siempre encontraba algún pretexto para juntarse con amigos a tomarse uno pomos. En las noches en su casa, cuando terminaba de cenar , agarraba una botella de Brandy y decía “compermisito, yo me voy a trabajar”, se iba a su estudio, se encerraba y pasaba la noche entera componiendo y   tomando.  

Johann venía de un largo linaje de músicos; su tatara-tatara abuelo, Veit Bach era panadero y siempre traía con él un sistro que eran como unas guitarras muy antiguas y se la pasaba tocando para su propio deleite mientras sus trabajadores molían el trigo con el que horneaban sus panes (si quieres saber más sobre el sitio, busca el episodio El Diente de Oro con la compositora y laudera Ana Ferper); como changuito ve, changuito hace, sus hijos resultaron buenos panaderos, y a dos de ellos se les pegó el gusto musical, quienes a su vez pasaron la pasión por la música a sus hijos y así por generaciones. En un lapso de 50 años, alrededor de 80 descendientes Bachs fueron reconocidos músicos profesionales y mas de 50 de ellos se llamaban JOHANN. Los Bach se hicieron tan virales que en las ciudades en las que vivían las personas ya no preguntaban por un músico, preguntaban por un BACH. “¿Oye, conoces a algún Bach? Tengo misa de 6 y me falta organista.

J. S. Bach - E. G. Haussmann, 1748

Una familia MUY unida

Cuando nuestro Johann Sebastian era pequeño y la familia se juntaba, iban las tías los tíos, los primos LAS PRIMAS, los nietos, todos eran músicos y como cristianos devotos cantaban himnos y alabanzas religiosas durante horas, pero… cuando lo serio terminaba, la pachanga comenzaba. Comían y bebían mientras le cambiaban las letras a los himnos para hacerlos chistosos, improvisaban cantatas e inventaban juegos para cucarse y ver quién era el mejor músico entre los BACH. 

Durante el siglo XVIII no había televisiones, así que Johann Sebastian hizo su propia aportación a la familia Bach con veinte chilpayates. ¡Si, veinte! Pero en aquella época la muerte infantil era muy común y solo sobrevivieron 10 de ellos… que, bueno, pues siguen siendo un montón, nomas le faltaba el portero. Y bueno, algunos de ellos también se hicieron músicos profesionales y destacaron como Carl Philipp Emanuel Bach  y Johann Christian Bach

Johan Christian era hijo de Ana Magdalena, y Carl Philipp de Maria Barbara, su primera esposa que también era su prima, aja, esa prima con la que tanto se divertía en las fiestas familiares, por eso le encantaba ir. Estaba perdidamente enamorado de ella hasta que ella falleció durante un viaje de trabajo que se alargó, ella se enfermó y fue imposible avisar en esa época en la que los mensajes de una ciudad a otra se enviaban a caballo o a pie y tardaban días o hasta semanas en llegar a su destino. Cuando él regresó a casa habían pasado varios días desde los servicios funerales.

Aunque era mucha su pena y dolor por la pérdida de María Barbara, no estuvo de luto mucho tiempo porque se casó al año siguiente con una cantante llamada Anna Magdalena.

Johann Sebastian estaba tan entusiasmado de casarse con ella que para la fiesta se gastó un quinto de su ingreso anual solo en vino para sus invitados. La verdad es que los dos estaban muy enamorados e hicieron muy buen equipo aunque a Anna Magdalena le tocó el paquetote de criar a los chamacos del primer matrimonio de su nuevo esposo y otros 13 que ella parió, más el gentío de parientes que siempre tenía ahí viviendo por temporadas.  Además cantaba en los conciertos de Johann, estudiaba clavecín y órgano, copiaba sus partituras, y no sé como demonios, pero también encontraba tiempo para sus hijos, para la jardinería y la observación de aves.

Workaholic

Órgano de la Catedral San Pablo - Leipzig, Alemania

El que no tenía mucho tiempo para su familia ahí era el propio Bach, porque se la pasaba trabajando, era todo un workaholic. Para empezar siempre estaba componiendo. Si alguien se propusiera copiar las partituras toda su música, le tomaría años aunque escribiera las 24 hr del día. Además era el mejor clavecinista y organista de su época. Impresionaba a cualquier conocedor con sus piezas compuestas en el momento, de belleza inigualable y complejidad extrema.

¿Pero a qué hora practicaba? Cualquier genio con esas habilidades debe encontrar el tiempo para practicar su instrumento para mantener su nivel y desarrollar su creatividad, pero él no tenía tiempo para eso. Enseñaba música a sus discípulos durante 4 horas al día, ensayaba a la orquesta y al coro para la misa y el concierto de la semana, tocaba el violín y la viola, afinaba sus propios clavecines, y examinaba los órganos recién construidos porque no había nadie que supiera más que Johann Sebastian Bach sobre el funcionamiento y construcción de estos colosales instrumentos.

La mayoría de los compositores siempre tienen alguna pieza que no es muy brillante, de esas pues meh, esta chida, pero no es como que lo mejor que han compuesto y es normal, todos ellos están experimentando y esas nuevas ideas a veces lleva a algo no tan chido, o puede que la hayan compuesto a las prisas, que a todos nos pasa, componer o preparar un recital a las prisas… y se nota, al público no lo podemos engañar. Pero con Bach eso no pasa. No hay una sola pieza que pueda decir que no es perfecta o que no es inspiradora, y eso que siempre estaba experimentando, ¡y siempre andaba a las prisas! Yo creo que por eso salió con cara de ya me tengo que ir en el retrato que le pintaron. 

Genio

Cuando componía lo hacía en su cabeza, y después vaciaba la música en la partitura directamente con tinta, casi nunca utilizaba lápiz. Revisó algunos de sus trabajos después de los estrenos, mejorandolos y refinandolos, pero el resultado siempre era sublime. No hay pierde, cualquier persona que nunca haya escuchado a su puede elegir una pieza al azar y el impacto va a ser el mismo si escucha un minueto corto para clavecín o uno de sus oratorios que duran más de dos horas, Johann Sebastian Bach es simplemente sinónimo de perfección, belleza e inspiración.

Recuerda que puedes encontrar la playlist para que hagas tus propias conexiones musicales y descubras el maravilloso mundo de Johann Sebastian Bach, el compositor que cambió la forma en que el mundo escucha la música, que elevó la vara de la estética a niveles nunca antes imaginados y que ha servido de inspiración para compositores clásicos, jazzistas y hasta rockeros. Porque cuando uno escucha su música, no es como que Bach nos está platicando sobre su propia felicidad o tristeza, es más bien como un padre muy sabio que está viendo desde arriba a sus hijos pasar por sus vidas felices y tristes. 

Para él, componer música era para enaltecer la gloria de Dios y para la recreación del alma. Su música no es pretenciosa ni escandalosa y pulsa con energía, humor, compasión y belleza, pero sobre todo ¡nos hace sentir felices de estar vivos!


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