ISSAC RAMÍREZ

El Burro Que Aprendió a Tocar el Chelo

Comencé a estudiar música bastante tarde. Mi primer chelo lo tuve a los veinte años, mientras estudiaba ingeniería en el CETI. Me inscribí a la escuela de música de la Universidad de Guadalajara y a los dos años terminé en el hospital por la carga de trabajo que implicaba llevar las dos carreras. Tenía que dejar alguna y, como supondrás, continué con la música a pesar del drama griego que se desató en casa.

Sabía que con la música podía ayudar, podía hacer un cambio, podía tener un impacto. Y podría hacer que otros se enamoraran de ella. Todas mis actividades desde entonces han tenido que ver con eso: charlas sobre música para la Orquesta Filarmónica de Jalisco, donde toqué por varios años, programas de radio, presentarme en televisión, dar recitales… todo lo hacía con el propósito de llegar a otras pesonas, de compartir la curiosidad que la música despertó en mi, de llevarlas a viajar por el tiempo y el espacio con la imaginación.

Tuve varios maestros, pero fui más autodidacta. Me salté niveles en la escuela para alcanzar a mis compañeros que sí habían empezado jóvenes. Y cuando lo lograba levantaba mi ego… hasta que en un concurso un colega de 12 años de edad me aplastó durante una competencia de cellistas cuando yo tenía 24. Pero el entusiasmo se me ha impuesto y si cambiáramos a “el burro que aprendió a tocar el chelo”, ese sería yo.

El Oficio Más Bello del Mundo

Después de muchos años de fracasos y uno que otro logro, aquí estoy, haciendo como que sé lo que hago, entre grandes artistas que por alguna razón aceptaron colaborar conmigo haciendo música de cámara, radio, y hasta enseñando en la universidad. Puedo decir que la música es el oficio más bello del mundo.

— Issac Ramírez