CAROLINE SHAW + LA PASSACAGLIA
Hoy vamos a hacer un viaje por el tiempo y el espacio hasta España y Estados Unidos conectando la música moderna con la música barroca con la compositora Caroline Shaw.
Caroline Shaw
La historia de Caroline Shaw comenzó en la década de los 80s. ¡Quién lo iba a decir! Antes todo mundo criticaba a los 80s que porque eran muy insípidos y ahora la serie de televisión y las películas están atrapadísimas en los 80s Yo feliz era mi época…
Pero bueno, mientras yo estaba ensuciándome las rodillas y rompiéndome la maceta en mi bici, Caroline de apenas dos años ya estaba tocando el violín con su mamá. Caray, a esa edad se empieza, no vejestorio como uno, y además aprendió a tocar el violín jugando, la mejor manera de aprender lo que sea. Y si juegas con música todo el día, es inevitable tratar de imitar a tus compositores favoritos. A los 10 años de edad Caroline ya componía piezas cortas al estilo de Mozart y música de cámara al estilo de Brahms… como si Brahms fuera tan sencillo. ¡Chale!
A esa corta edad Caroline ya sabía que quería hacer por el resto de su vida. Años más tarde se graduó como violinista de la Universidad de Rice en Houston, Texas y más adelante obtuvo su maestría en la universidad de Yale en Connecticut.
A sus 30 años de edad, Caroline recibió el Premio Pulitzer de Música por su Partita a 8 Voces. Es una partita de culto al barroco porque sus cuatro movimientos son danzas típicas de la partita barroca: Allemanda, Sarabande, Courrante y Passacaglia.
La Allemanda
La primera danza o como quien dice, el primer movimiento, la Allemanda, es precisamente lo que parece su nombre, LA ALEMANA. Una danza típica de alemania, en compás binario muy estable, pero que a veces nos juega trucos en la melodía y el ritmo. Todas las suites para cello de Bach tienen una allemanda y esta es particularmente difícil interpretativamente hablando. Son etéreas, misteriosas y con melodías poco predecibles… como esta de la primera suite para chelo…
En su allemanda, la compositora trata de imaginar un mundo de música que nunca se haya escuchado pero con sonidos que siempre han estado ahí. Lo que me atrapó a mi de su música es toda esa experimentación y exploración de los sonidos que todos podemos producir con nuestra voz.
La danza que sigue es la Sarabanda… aaaaah la bella sarabanda. Es una danza lenta también típica de la suite y la partita barroca. A Bach le gustaba tanto que fue la danza que más compuso en su vida. Entre suites orquestales y variaciones, 39 de esas obras tienen una Sarabanda, eso sin tomar en cuenta varias más que no portan ese título pero que tienen todas las características de una Zarabanda al estilo de Bach.
La Passacaglia
La semana pasada escuchamos la música de la compositora estadounidense, Caroline Shaw, y nos quedó pendiente el último movimiento de su Partita para 8 voces con la que ganó el Premio Pulitzer de Música a la edad de apenas 30 años. Esta obra para voces a capella está inspirada en la partita barroca y el último movimiento es una passacaglia o pasacalle. Hoy vamos a hacer un viaje por el tiempo y el espacio hasta España conectando la música moderna con la música barroca y lo vamos a hacer al compás de la pasacalle.
Me encantan las passacaglias porque son de las formas musicales barrocas más sencillas y divertidas para componer y para escuchar; son las abuelitas del tema y variaciones y las hermanas mayores de la chacona, las folías y hasta el canon.
¿Bueno, y qué nos viene a la mente cuando pensamos en un canon? A mi la neta, como, chelista lo único que me hace pensar es cuando estamos en alguna chamba amenizando un bodorrio y alguien me pregunta “¿oye te sabes el canon de Pachelbel?” ¡AAAAAAA! ¿¡Cómo no me lo voy a saber si solo son 8 notas que se repiten una y otra vez?!
La verdad es que aun con tanta repetidera en una obra que me encanta y tengo que aceptar que las melodías de los violines son bellísimas. Y bueno, su hermana mayor, la passacaglia es precisamente eso. Así como la primera obra que escuchamos hace unos momentos, la famosa passacaglia de Haendel, igual con el canon canon, va repitiendo su armonía una y otra vez hasta el final y cada una de esas repeticiones tiene una variación libre en su melodía…
En su passacaglia, Caroline Shaw también busca crear música nunca antes escuchada con sonidos que siempre han estado ahí (ahorita te vas a dar cuenta porqué) . Igual que las de hace 300 años, su Passacaglia para 8 voces, repite una y otra vez los mismos acordes durante toda la pieza y cada vez con variaciones melódicas, rítmicas y con la exploración sonora tan característica de Caroline Shaw.
La Folía
La passacaglia es de origen español y en realidad se llama Pasacalle. Era una danza que se podía escuchar en las calles españolas a principios del siglo 17 y se usaba como una especie de interludio libre entre canción y canción que cantaban los trovadores o los grupos de instrumentos de cuerda como mandolinas y guitarras barrocas… Jiji, cuando pienso en eso me imagino a las rondallas de Zacatecas caminando en los callejones cantando para deleite de los transeúntes. ¿Apoco no?
La Pasacalle o Passacaglia (en italiano) igual que la chacona, la folía, y un montón de danzas del barroco tienen como un espíritu de libertad y de improvisación y como los acordes de esos 8 compase se repetían constantemente yo creo que eran como una sesión de improvisación de jazz en esa época. Así de “a ver vamos a usar estos 8 acordes y esta melodía sencilla” y luego se ponían de acuerdo para ver quien iba a tocar el primer solo y qué ritmos iban a usar en cada una de las vueltas. Por eso se usaban entre canción y canción, eran cortas y sin mucha complicación técnica… al principio.
Con el tiempo, como todas las cosas en el arte, las Pasacalles y sus hermanas tenían que evolucionar y los compositores comenzaron escribir más, pero con eso también dejaban cada vez menos libertades para que prevalecieran un poquito más sus ideas porque si no era una locura. Las locuras se las dejaba a una de sus hermanas, la folía, la folie, osea, las locuras, que también provenían de España. Corte
La Chacona
Johan Sebastian Bach, fue un músico siempre muy inquieto y andaba de empleo en empleo y en diferentes ciudades. Una vez hasta lo metieron a la cárcel porque renunció a su trabajo en la corte de Weimar de manera abrupta y sin permiso, porque así era antes en el siglo XVIII, si uno quería un empleo en la corte uno también tenía que pedir permiso para renunciar, y pues él no lo pidió y hasta al bote fue a dar.
Cuando lo dejaron salir, se consiguió un buen trabajo en la ciudad de Köthen en dónde lo nombraron maestro de capilla de la corte del príncipe Leopoldo. Esa fue una época feliz para él, su amada esposa María Barbara y su bonche de hijos; además, en esa ciudad no tenía tantas obligaciones como compositor de la corte y no había mucho trabajo arreglando órganos ni dando recitales, así que él se puso a componer la música que él quería. De esa época salieron los conciertos Brandenburgo, el primer libro del Clave bien Temperado y las sonatas y partitas para violín solo.
Un día del verano de 1720, terminando un viaje de trabajo con el Príncipe Leopoldo al que se fue por meses, regresaba a casa en su carruaje pero algo andaba más. Desde lejos podía ver que en la puerta no era María Barbara la que lo esperaba, ¿por qué?, ella siempre lo esperaba. Unos fuertes escalofríos recorrieron su cuerpo ante la verdad que nadie quiere aceptar. María Barbara, su querida compañera y madre de sus hijos había muerto días antes y ya la habían enterrado…